Las Limitaciones del IMC en el Diagnóstico de la Obesidad


El índice de masa corporal (IMC) ha sido durante mucho tiempo la herramienta estándar para clasificar el peso corporal y diagnosticar la obesidad. Sin embargo, su uso exclusivo presenta varias limitaciones que pueden llevar a diagnósticos erróneos y a una comprensión incompleta del estado de salud de una persona.

¿Qué es el IMC y cómo se clasifica?

El IMC se calcula dividiendo el peso (kg) entre la altura al cuadrado (m²). Según los criterios tradicionales para poblaciones de ascendencia europea, se establecen las siguientes categorías:

  • Bajo peso: IMC < 18.5
  • Peso normal: IMC 18.5 – 24.9
  • Sobrepeso: IMC 25 – 29.9
  • Obesidad: IMC ≥ 30

A pesar de su simplicidad y utilidad como herramienta poblacional, el IMC no debe utilizarse como único criterio diagnóstico debido a varias razones clave.

Principales limitaciones del IMC

  1. No mide directamente la grasa corporal.
    • El IMC solo evalúa la relación entre el peso y la altura, pero no distingue entre masa grasa y masa muscular.
    • Esto puede llevar a un subdiagnóstico de obesidad en personas con un IMC normal pero con alta grasa corporal.
    • También puede generar un sobrediagnóstico en individuos con gran masa muscular, como los atletas.
  2. No identifica la distribución de la grasa.
    • La grasa visceral, que rodea los órganos, es más peligrosa que la grasa subcutánea, pero el IMC no la diferencia.
    • Una persona con un IMC en el rango normal puede tener una acumulación de grasa en el abdomen, aumentando su riesgo cardiovascular.
  3. No determina si el exceso de grasa afecta la salud.
    • Algunas personas con IMC alto pueden tener perfiles metabólicos saludables (sin resistencia a la insulina, hipertensión o dislipidemia).
    • Otras con IMC normal pueden tener enfermedades metabólicas debido a una distribución desfavorable de la grasa.

¿Qué herramientas complementarias se deben usar?

Para una evaluación más precisa de la obesidad y su impacto en la salud, es recomendable utilizar herramientas adicionales como:

  • Medición del porcentaje de grasa corporal mediante bioimpedancia o absorciometría de rayos X (DXA).
  • Índice cintura-cadera y circunferencia abdominal, que evalúan la grasa visceral.
  • Marcadores metabólicos como perfil lipídico, glicemia e insulina.

La siguiente imagen muestra las limitaciones del IMC (Índice de Masa Corporal) como único criterio para diagnosticar obesidad y problemas de salud. Se presentan cuatro casos con diferentes combinaciones de IMC, exceso de grasa corporal y signos de enfermedad:

  1. Caso 1 (IMC 28.2, Sobrepeso):
    • Tiene exceso de grasa corporal, pero su IMC no alcanza el umbral de obesidad.
    • No presenta signos ni síntomas de enfermedad.
    • Conclusión: Subdiagnóstico de obesidad (el IMC no detecta el exceso de grasa).
  2. Caso 2 (IMC 30.1, Obesidad):
    • No tiene exceso de grasa corporal.
    • No presenta signos ni síntomas de enfermedad.
    • Conclusión: Sobrediagnóstico de obesidad (podría ser un atleta con masa muscular elevada).
  3. Caso 3 (IMC 36.2, Obesidad con salud preservada):
    • Tiene exceso de grasa corporal.
    • No presenta signos ni síntomas de enfermedad.
    • Conclusión: Obesidad sin impacto en la salud.
  4. Caso 4 (IMC 36.2, Obesidad con enfermedad):
    • Tiene exceso de grasa corporal.
    • Presenta signos y síntomas de enfermedad.
    • Conclusión: Obesidad con impacto negativo en la salud.

Limitaciones del IMC en el diagnóstico de obesidad:

  • No siempre detecta el exceso de grasa corporal. Hay personas con un IMC <30 con obesidad real.
  • Puede clasificar erróneamente a personas con alta masa muscular como obesos.
  • No distingue entre obesidad metabólicamente sana y obesidad con enfermedad. Algunas personas con IMC alto pueden tener buena salud, mientras que otras pueden presentar enfermedades metabólicas.

Descubre más desde Medicina Cardiometabólica

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario