Escoger una especialidad: Gineco-Obstetricia: Milagro de la Vida… y del Caos, más útero, más drama, más oxitocina)


Gineco-obstetricia no es una especialidad. Es una telenovela médica en loop.
Es el terreno donde convergen el nacimiento, la cirugía, la urgencia, el activismo, la política, las emociones extremas y las pesadillas legales… y todo eso antes del desayuno.
Quien entra a gineco con la idea de “ver bebés nacer” se lleva un shock cuando se encuentra con una madre convulsionando por eclampsia, un útero que no contrae y un feto bradicárdico que necesita salir en 2 minutos o se muere.

Aquí el “milagro de la vida” es real. Pero el milagro es que tú no te desmayes antes de que empiece la cesárea.


¿Por Qué Esta Especialidad Es Una Locura Funcional?

Porque ningún otro campo combina:

  • Cirugías programadas y partos impredecibles.
  • Medicina de precisión y decisiones a puro instinto.
  • Consulta tranquila de planificación familiar y código rojo en quirófano 2.
  • Salud pública, derechos sexuales, salud mental y pujo.
  • Medicina de la mujer en todas sus etapas: adolescencia, fertilidad, embarazo, menopausia, cáncer.

Es medicina que no descansa. Porque los cuerpos gestantes no tienen horario de oficina.


Partos: ¿Poéticos? Sí. ¿Pacíficos? Casi nunca.

El parto puede ser una experiencia hermosa. Hasta que no lo es.
Puede pasar de ser una escena de Instagram con música indie de fondo a una situación donde hay que correr por tu vida (y la del bebé) en cuestión de minutos.

Escenarios reales y comunes:

  • Madre de 17 años, sin controles, en expulsivo con sospecha de pelvis estrecha.
  • Parto gemelar con presentación podálica y presión familiar para que “sea natural”.
  • Cesárea en paciente con dos cesáreas previas y placenta previa sangrante.
  • Trabajo de parto prolongado, madre agotada, feto en sufrimiento, anestesia sin llegar.
  • Ruptura uterina: sin avisar, sin piedad.

Y tú ahí, sudando, sonriendo, conteniendo, firmando papeles, controlando el sangrado, y respondiendo preguntas como:

“¿Y no podrías haber evitado la cesárea?”
“¿Por qué no salió todo como dijeron en el curso preparto?”
“¿La cicatriz va a quedar muy fea?”
“¿Y si mejor espero un poco más, doctora?” (cuando el monitor fetal ya parece un electro de taquicardia ventricular).


El Consultorio: No Menos Intenso, Solo Menos Sangriento

Cuando no estás en la sala de partos, estás enfrentando:

  • Displasias cervicales.
  • Endometriosis severa.
  • SOP con síntomas emocionales intensos.
  • Infertilidad en parejas desesperadas por un positivo.
  • Aborto espontáneo que hay que explicar en medio de lágrimas.
  • Dudas existenciales sobre DIUs, implantes, libido, sangrados, hormonas y relaciones sexuales.

Y a veces, solo a veces, llega alguien para un simple Papanicolau… y tú te asustas porque por fin hay algo normal.


Cirugía Ginecológica: Cuchillo con carga emocional

  • Histerectomías por sangrados imposibles de controlar.
  • Cánceres ginecológicos que implican mutilaciones importantes.
  • Cirugías laparoscópicas que se complican en el último momento.
  • Endometriosis infiltrante: un infierno quirúrgico de cada plano anatómico.
  • Malformaciones congénitas del aparato reproductor.
  • Cirugías de reasignación en contextos muy variados.

Todo procedimiento en gineco tiene una carga simbólica y personal. No solo estás operando órganos: estás operando historias, identidades, traumas, deseos y miedos.
Y eso pesa.


Gineco también es territorio político

No es solo medicina: es sociedad.

  • Atención de víctimas de violencia sexual.
  • Abortos legales, ilegales, complicados.
  • Derechos sexuales y reproductivos.
  • Objeción de conciencia en instituciones públicas.
  • Discriminación, estigmas, maternidad forzada, acceso desigual.

Quien entra a gineco tiene que tener convicciones claras o aprender a vivir en la zona gris del conflicto permanente.


Estilo de Vida: ¿Vida? ¿Qué vida?

  • Guardias que nunca terminan, donde un parto sucede mientras terminas la cirugía del anterior.
  • Llamadas constantes. ¿La paciente rompió bolsa? ¿Tiene dolor? ¿Sangró? ¿Ya se internó? ¿Llegás?
  • Cirugías a las 7, consultorio a las 10, cesárea urgente al mediodía, parto espontáneo a las 3 p.m., y así hasta que tu cuerpo se rinda.
  • Difícil desconectar: no puedes “no contestar” si tienes una paciente en la semana 41 con preeclampsia inminente.
  • Y la familia empieza a pensar que tú ya no vives con ellos, solo pasas a cambiarte de ropa.

Y Sin Embargo… Muchos No Cambiarían Esta Especialidad Por Nada

Porque sí:

  • Hay momentos que no tienen comparación.
  • Traer vida al mundo con tus propias manos es una experiencia indescriptible.
  • Ayudar a una mujer a atravesar sus miedos, a asumir su cuerpo, a sobrevivir un parto, a sanar una pérdida… es medicina y humanidad al máximo nivel.
  • Gineco-obstetricia te deja exhausto, pero también te da propósito.

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