Infección urinaria en consulta externa: las 5 D del uso racional de antibióticos


Las infecciones del tracto urinario (ITU) representan una de las causas más frecuentes de prescripción antibiótica en el ámbito ambulatorio. Si bien la mayoría de los cuadros son autolimitados o responden bien a terapias de corta duración, existe una tendencia sostenida a la sobreprescripción, tanto en volumen como en espectro, lo que contribuye a la selección de cepas resistentes, disbiosis, sobrecarga diagnóstica y aumento de eventos adversos.

El artículo de Goebel et al. propone un marco conceptual operativo para optimizar el manejo clínico de ITU en consulta externa: las “Cinco D” del stewardship diagnóstico-terapéutico, una herramienta que articula la racionalidad clínica con la acción antimicrobiana efectiva, contextualizada a la práctica ambulatoria.


🔎 Diagnóstico (Diagnosis)

El primer y más crucial paso. No toda bacteriuria implica infección.

  • El diagnóstico de ITU debe basarse en síntomas clínicos específicos del tracto urinario inferior o superior, como disuria, polaquiuria, urgencia, dolor suprapúbico, fiebre o dolor en flanco.
  • La bacteriuria asintomática no debe tratarse, excepto en gestantes o antes de procedimientos urológicos invasivos.
  • La presencia de leucocitos, nitritos o bacterias en orina sin síntomas carece de valor diagnóstico aislado.

Implicancia práctica: el laboratorio no define la infección. La clínica manda.


💊 Fármaco (Drug)

La elección empírica debe considerar:

  • Patrones locales de sensibilidad (resistencia >20 % excluye uso empírico).
  • Actividad urinaria, barrera de resistencia, toxicidad ecológica y perfil de seguridad.

Fármacos de primera línea recomendados:

  • Nitrofurantoína (excepto si CrCl <30 mL/min).
  • Fosfomicina trometamol (dosis única en cistitis no complicada).
  • Trimetoprim-sulfametoxazol (solo si sensibilidad documentada o resistencia <20 %).

Evitar como primera línea:

  • Fluoroquinolonas (por toxicidad y presión de selección).
  • Cefalosporinas orales (por bajo impacto en flora comensal y creciente resistencia).

📏 Dosis (Dose)

  • Dosis inadecuadas generan fallos clínicos y favorecen la selección de subpoblaciones resistentes.
  • El ajuste por función renal es esencial, especialmente en adultos mayores.
  • Debe preferirse el esquema más corto con igual eficacia. Ejemplo: fosfomicina 3 g dosis única o nitrofurantoína 100 mg cada 12 h por 5 días.

Comentario clínico: la dosis correcta no es solo un número, sino una relación entre PK/PD, función renal y perfil del huésped.


⏱️ Duración (Duration)

  • Duraciones prolongadas sin justificación son frecuentes y clínicamente innecesarias.
  • La evidencia actual respalda:
    • Cistitis no complicada en mujeres: 3 a 5 días según el fármaco.
    • ITU en hombres o complicadas: 7–10 días (con evaluación anatómica/funcional si es recurrente).
    • ITU recurrente: evitar profilaxis continua empírica prolongada sin reevaluación urológica.

🔬 El paradigma “más días es mejor” ya no es válido en la era postresistencia.


🔁 Desescalamiento (De-escalation)

Una vez que se dispone del urocultivo con antibiograma, se deben tomar decisiones activas:

  • Suspensión si no hay correlación clínica (colonización).
  • Cambio a antibiótico de espectro más estrecho.
  • Considerar vía oral si se inició parenteralmente sin criterios.
  • Educación del paciente como parte del proceso terapéutico.

🧠 Desescalar no es signo de duda, sino de competencia clínica y juicio adaptativo.


📊 Valor agregado: señales clínicas como soporte cognitivo

El artículo incorpora una herramienta visual basada en simbología vial que sirve como apoyo cognitivo en el razonamiento clínico:

  • 🛑 Señales de alto: reevaluar diagnóstico en ausencia de síntomas específicos.
  • ⚠️ Señales de precaución: interpretación crítica de cultivos, calidad de muestra, contexto clínico.
  • ↔️ Bifurcaciones clínicas: distinguir entre ITU, ETS, vaginitis, síndrome genitourinario posmenopáusico, vejiga hiperactiva.

Esta figura resulta útil en docencia clínica, formación de residentes y algoritmos de triaje en telemedicina.


🎯 Aplicabilidad clínica y recomendaciones finales

Las “Cinco D” no son un eslogan, sino una estructura sistemática para racionalizar la prescripción antibiótica en una patología de alta prevalencia. Su implementación contribuye a:

  • Reducir la resistencia antimicrobiana comunitaria.
  • Evitar el sobrediagnóstico y sobretratamiento de bacteriurias incidentales.
  • Promover la medicina basada en riesgo, evidencia y contexto.

Recomendación práctica:
Incorporar esta herramienta como parte del protocolo institucional de ITU en atención ambulatoria y teleconsulta, junto con capacitación en lectura crítica de urocultivos y sistemas de retroalimentación sobre prescripción.


Suscríbete para seguir leyendo

Suscríbete para obtener acceso al contenido íntegro de esta entrada y demás contenido exclusivo para suscriptores.