Escoger una especialidad: Guardias eternas: Consejos para sobrevivir


Guardias eternas: Consejos para sobrevivir (o al menos para no renunciar a mitad de turno)

Las guardias eternas son una prueba épica de resistencia física y mental, como correr un maratón en medio de un terremoto emocional. No importa qué especialidad elijas, siempre tendrás que enfrentarte a estas jornadas maratónicas que desafían las leyes del sueño, la cordura y la paciencia humana. Si estás leyendo esto antes de tu primera guardia, siéntete libre de experimentar una pequeña crisis existencial. Es normal.

Antes de la guardia: Planificación para no morir (literalmente)

  • Duerme bien (si puedes): Intenta dormir decentemente la noche anterior. Esto es más difícil de lo que parece, porque el estrés pre-guardia puede hacer que te despiertes cada 20 minutos pensando que ya te llamaron para un código. Si puedes, elimina el café desde temprano para que no te encuentres a las 2 a.m. contando los segundos del reloj del pasillo.
  • Come como un ser humano (no como un interno desesperado): Aliméntate con algo más que un café frío y una barra de granola. Si puedes, incluye proteínas, carbohidratos y grasas saludables. Si eres del tipo que olvida comer, deja snacks en lugares estratégicos (bolsillos, mochilas, cajones de escritorio).
  • Prepara tu equipo: Que no te agarre desprevenido la rotura de tu bata o el olvido de tu estetoscopio. Lleva una mochila con todo lo esencial: snacks, café, cargador de celular, un libro de bolsillo para los pocos minutos de calma y tal vez un peluche para abrazar en esos momentos de desesperación. También es buena idea llevar una libreta para anotar esos pequeños detalles que el cansancio tratará de borrar de tu memoria.
  • Despeja tu mente: Si puedes, haz algo que te relaje antes de entrar. Mira un episodio de tu serie favorita, escucha música que te anime o simplemente pasa tiempo con alguien que no te hable en términos médicos. Esto puede parecer trivial, pero tu cerebro necesita algo de paz antes de sumergirse en el caos.
  • Revisita tu vocación: Pregúntate por qué elegiste esta carrera. Si la respuesta es “porque quería ayudar a la gente,” felicidades, estás en el camino correcto para agotarte emocionalmente. Si es “porque no quería ser ingeniero,” bueno, también es válido.

Durante la guardia: Técnicas de supervivencia básica

  • Pacing energético: Dosifica tu energía como si fueras una batería con patas. No te emociones corriendo a cada código azul como si fueras el protagonista de un drama médico. Mantén un ritmo constante para evitar quemarte antes de la medianoche.
  • Snacks estratégicos: Lleva comida que no necesite refrigeración y que puedas comer con una mano mientras haces notas con la otra. Frutos secos, barras de proteína y frutas fáciles de pelar son tus mejores aliados. Solo evita los alimentos demasiado olorosos, a menos que quieras que tus colegas te odien más de lo que ya odian las guardias.
  • Micro-siestas: Aprovecha esos preciosos minutos entre llamadas y emergencias para cerrar los ojos. Aunque sean solo 10 minutos en una silla incómoda, tu cerebro lo agradecerá. Si tienes suerte, incluso puedes soñar con una vida sin guardias.
  • Hidrátate (con moderación): Bebe agua, pero no tanta como para estar constantemente corriendo al baño. Este es un delicado equilibrio entre mantenerse vivo y no estar siempre ausente cuando llega un código.
  • Socializa estratégicamente: Habla con otros residentes o enfermeras para evitar convertirte en un lobo solitario y amargado. Una pequeña charla puede recordarte que no estás solo en este infierno fluorescente. También ayuda a mantener el sentido del humor, que es lo primero que se pierde después de las primeras 12 horas.
  • Resiste la tentación del café en exceso: Sí, es tentador tomar un litro de café para sobrevivir, pero demasiado café te pondrá más nervioso que un estudiante de medicina en su primer día de rotación en cirugía. Espacia tus dosis como si fuera un tratamiento de quimioterapia para tu estado de ánimo.
  • Mantén una lista de prioridades: Cuando el caos se desata y sientes que todos te llaman al mismo tiempo, prioriza. Usa un sistema rápido: “¿Esto es urgente o solo parece urgente porque alguien está gritando?”
  • No pierdas tu humanidad: Sí, estás cansado, hambriento y posiblemente empezando a cuestionar tu existencia, pero trata de ser amable. Recuerda que todos están igual de agotados y desesperados que tú.
  • Respira (literalmente): Es fácil olvidarse de respirar profundamente cuando estás corriendo de un paciente a otro. Tómate unos segundos para oxigenar tu cerebro, porque los pacientes pueden oler el estrés y te atacarán con preguntas aún más difíciles.

Después de la guardia: Recuperación y descompresión

  • Desconecta: Sal del hospital y respira aire fresco, aunque solo sea para recordarle a tu cuerpo que la vida existe fuera de esas paredes. Si puedes, evita hablar de trabajo durante las primeras horas de tu «libertad.»
  • Evita decisiones importantes: Justo después de una guardia no es el momento para decidir si debes cambiar de especialidad o terminar con tu pareja. Tu juicio estará más nublado que una radiografía mal tomada.
  • Duerme como si te pagaran por ello: Olvídate de las obligaciones sociales y duerme hasta que tu cuerpo decida que es hora de levantarse. Aunque esto signifique despertar con la cara marcada por las sábanas.
  • Come bien (de nuevo): Tu cuerpo necesita nutrientes reales, no solo cafeína y azúcar. Aliméntalo con algo que no venga en una máquina expendedora.
  • Reflexiona (pero no demasiado): Es normal que, después de una guardia, te preguntes si estás haciendo lo correcto con tu vida. Date permiso para dudar, pero no te hundas en esa espiral existencial.
  • Date un gusto: Mira una serie, juega videojuegos o haz lo que sea que te haga sentir que la vida tiene sentido. Te lo has ganado.

Reflexión final: Nadie dijo que sería fácil, pero tampoco que sería tan brutal

Las guardias eternas no son solo una prueba de tus conocimientos médicos, sino también de tu capacidad para sobrevivir al caos. No olvides que cada turno te acerca un poco más a convertirte en ese médico curtido y resistente que algún día inspirará terror respeto a los nuevos residentes.


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