Escoger una especialidad: El arte de lidiar con pacientes difíciles


Los niveles de dificultad suben con la guardia

Cuando estás fresco, descansado y con el ánimo arriba, puedes manejar casi cualquier interacción.
Pero a las 2:47 a.m., después de ver 38 pacientes, lidiar con una interconsulta perdida, un sistema caído y 1.5 cafés recalentados… incluso la señora que pregunta por qué aún no salió su hemograma puede hacerte replantear tus decisiones de vida.

Lidiar con pacientes difíciles no es solo una habilidad clínica: es una disciplina espiritual.


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5. El paciente “experto”

  • Viene con todos sus diagnósticos listos, impresos en color.
  • Te interrumpe mientras haces la historia clínica: “Eso no es importante, lo que tengo es tal cosa”.
  • Cree que los médicos están desactualizados y que él encontró la cura en un foro de Reddit.
  • Tiene estudios que tú nunca viste porque están en inglés y tienen 3 citaciones entre sí.

💡 Estrategia:

  • Pregunta con calma qué ha leído, y valida parte de su curiosidad.
  • Luego, redirige: “Vamos a revisar todo eso, pero también quiero hacer mi propia evaluación”.
  • No entres en batalla de egos. Recuerda: no es tu trabajo ganar, es diagnosticar sin asesinar.

6. El paciente “frecuente de urgencias”

  • Lo conoces por nombre. Y por número de documento.
  • Viene una o dos veces por semana. Siempre con síntomas vagos. Siempre pidiendo algo.
  • A veces lo hace por compañía, a veces por miedo, a veces por analgesia.
  • El sistema lo desatendió, pero tú eres quien paga los platos rotos.

💡 Estrategia:

  • No minimices su malestar, aunque parezca repetitivo.
  • Evalúa si hay algo crónico que se esté ignorando.
  • Involucra salud mental si notas patrones dependientes.
  • No caigas en la trampa de la desesperación. Estás ahí para contener, no para resolver su vida entera.

7. El paciente agresivo o violento

  • Insulta, amenaza, o se vuelve físicamente intimidante.
  • Suele estar bajo estrés extremo, intoxicación, o alteración psiquiátrica.
  • Puede lanzar frases como “yo sé dónde vive el director”, “esto no va a quedar así” o “si me pasa algo, es tu culpa”.

💡 Estrategia:

  • Nunca enfrentes solo. Llama a seguridad o al personal de apoyo.
  • Mantén voz firme, sin provocar.
  • No toleres agresiones. No es parte del trabajo.
  • Registra todo en la historia clínica y reporta por vía institucional.

Microtécnicas ninja para mantener el control emocional

  • Repetir el nombre del paciente: genera vínculo, desactiva un poco la tensión (“Don Carlos, le explico…”).
  • Silencio estratégico: a veces, dejar un segundo de pausa desarma a alguien que viene a gritar.
  • Manos visibles y cuerpo relajado: transmite calma incluso si estás al borde del colapso.
  • Validación sin promesas falsas: “Entiendo que esté molesto. Vamos a ver cómo lo ayudamos”.
  • Evita discutir frente a otros pacientes o personal: convierte una fricción en espectáculo.

El efecto acumulativo: no eres de acero

Un solo paciente difícil puede arruinarte un turno completo.
Varios seguidos te pueden dejar emocionalmente drenado.
Y si no gestionas eso… se acumula, fermenta, y se convierte en cinismo profesional.
A eso se le llama “empiezas a atender como robot que odia a los humanos”. Y nadie quiere eso.

💡 Antídotos para no convertirte en un ogro clínico:

  • Haz pausas mentales. Aunque sea de 60 segundos.
  • Habla con alguien del equipo: un residente, un colega, un enfermero.
  • Escribe lo que pasó. No para denunciar, sino para procesar.
  • Recuerda que los pacientes no son el enemigo. A veces parecen villanos, pero muchos están tan perdidos como tú… solo que no tienen café gratis.

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