Introducción
La insuficiencia cardíaca es una de las condiciones crónicas más relevantes a nivel mundial, asociada a altas tasas de mortalidad, rehospitalización frecuente y un fuerte impacto en la calidad de vida. Representa además una carga considerable para los sistemas de salud por el uso intensivo de recursos, hospitalizaciones recurrentes y terapias avanzadas. En este contexto, la actualización de las guías de práctica clínica en Estados Unidos y Europa busca estandarizar criterios, reducir la variabilidad en la atención y asegurar que los pacientes tengan acceso a intervenciones basadas en la mejor evidencia disponible.
Ambas guías —la de la American College of Cardiology/American Heart Association/Heart Failure Society of America (ACC/AHA/HFSA, 2022) y la de la European Society of Cardiology (ESC, 2021 con actualización 2023)— han incorporado cambios trascendentes que reflejan los avances terapéuticos recientes, los nuevos biomarcadores, la mayor comprensión de los fenotipos de insuficiencia cardíaca y el reconocimiento de determinantes sociales de la salud.

Clasificación y estadificación de la enfermedad
El primer aspecto clave es la armonización de los estadios de la insuficiencia cardíaca. Ambas guías reconocen ahora un continuo que inicia con pacientes en riesgo, sin daño estructural evidente, hasta aquellos en fases avanzadas con requerimientos de soporte especializado.
- Estadio A (riesgo): personas con factores predisponentes como hipertensión, diabetes, obesidad o exposición a cardiotóxicos, sin evidencia estructural.
- Estadio B (pre-insuficiencia): pacientes con alteraciones estructurales o biomarcadores anormales, pero sin síntomas.
- Estadio C (sintomática): pacientes con síntomas actuales o previos atribuibles a insuficiencia cardíaca.
- Estadio D (avanzada): casos refractarios a terapias convencionales, con deterioro funcional marcado y candidatos a asistencia ventricular o trasplante.
En cuanto a fenotipos por fracción de eyección:
- HFrEF: ≤40%
- HFmrEF: 41-49%
- HFpEF: ≥50%
- HFimpEF: mejoría de la fracción de eyección desde valores ≤40% a >40%, lo que refleja la importancia de la trayectoria de la función ventricular y la necesidad de mantener tratamiento incluso tras la recuperación parcial.

Prevención y detección temprana
Ambas guías coinciden en resaltar la importancia de prevenir el desarrollo de insuficiencia cardíaca mediante un control riguroso de factores de riesgo.
- Hipertensión arterial: se recomienda un control estricto, con objetivo <130/80 mmHg en EE.UU.
- Diabetes mellitus tipo 2: los inhibidores de SGLT2 se consolidan como terapia preventiva para reducir hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca, incluso en personas sin diagnóstico previo de disfunción ventricular.
- Estilo de vida: la guía americana enfatiza patrones alimentarios cardiosaludables como la dieta mediterránea o DASH; la europea subraya la moderación en el consumo de alcohol.
- Obesidad: ambas reconocen la obesidad como factor modificable clave, aunque sin incluir recomendaciones explícitas sobre farmacoterapia o cirugía bariátrica.
- Enfermedad renal crónica: la actualización europea otorga un papel central a los SGLT2 y a la finerenona en pacientes con diabetes y enfermedad renal, dada la fuerte asociación con progresión a insuficiencia cardíaca.
- Tamizaje genético y biomarcadores: se alienta la evaluación de familiares en casos de cardiomiopatías hereditarias y el uso de péptidos natriuréticos en detección precoz, con más fuerza en las guías americanas.
Diagnóstico
La evaluación inicial sigue basándose en historia clínica, exploración física y ecocardiografía. Sin embargo, los documentos amplían las herramientas diagnósticas:
- Péptidos natriuréticos: recomendados de forma universal para diagnóstico y estratificación pronóstica, con mayor amplitud en el documento americano.
- Resonancia magnética cardíaca: recomendada en Europa para caracterización tisular (amiloidosis, miocarditis, miocardiopatía dilatada), mientras que en EE.UU. se sugiere como opción complementaria, pero sin indicación sistemática.
- Scores de riesgo: la guía americana promueve el uso de modelos multivariados para estimar riesgo de insuficiencia cardíaca, algo que no se enfatiza en Europa.
Tratamiento farmacológico
HFrEF (fracción de eyección reducida)
Ambas guías coinciden en un esquema de cuatro pilares terapéuticos:
- ARNI (sacubitrilo/valsartán) o, en su defecto, IECA/ARA-II.
- Betabloqueadores.
- Antagonistas de mineralocorticoides.
- Inhibidores de SGLT2.
La diferencia principal radica en la secuencia:
- En EE.UU. se privilegia iniciar con ARNI como primera opción, por su superioridad clínica y costo-efectividad.
- En Europa se propone IECA como inicio, reservando ARNI para casos persistentes.
Se enfatiza además la rápida titulación y el inicio precoz de las terapias, incluso antes del alta hospitalaria tras un episodio agudo, siguiendo la evidencia de estudios como STRONG-HF.
Otros agentes como ivabradina, vericiguat, digoxina u omega-3 tienen recomendaciones más fuertes o más débiles según cada región, destacando el rol del tratamiento personalizado.
HFmrEF y HFpEF
Por primera vez, las guías coinciden en reconocer beneficios claros de los SGLT2 en estos fenotipos. En Europa la recomendación es más contundente, apoyada en los resultados de ensayos recientes. En EE.UU., además de SGLT2, se deja abierta la posibilidad de ARNI, ARA-II y antagonistas de mineralocorticoides en pacientes con fracciones limítrofes.
HFimpEF
Existe consenso en que los pacientes con mejoría de fracción de eyección no deben suspender el tratamiento, dado el riesgo de recaídas.



Intervenciones no farmacológicas
- Autocuidado y educación: ambos documentos resaltan la necesidad de equipos multidisciplinarios y programas de educación para mejorar adherencia, autocontrol de síntomas y detección de descompensaciones.
- Rehabilitación cardíaca: ejercicio estructurado recomendado en todos los fenotipos, por su impacto en capacidad funcional y calidad de vida.
- Restricción de sodio: más explícita en la guía americana, ausente como recomendación formal en la europea.
- Vacunación: se incluyen influenza y neumococo como parte del manejo integral.
Dispositivos y terapias avanzadas
- Desfibriladores (ICD): ambas guías los recomiendan en cardiopatía isquémica con FE ≤35%. En cardiopatía no isquémica, la recomendación es más fuerte en EE.UU. y atenuada en Europa tras los resultados del estudio DANISH.
- Resincronización (CRT): criterios similares en general, con diferencias en los umbrales de duración del QRS y en el manejo de pacientes con fibrilación auricular o indicación de marcapasos.
- Insuficiencia mitral secundaria: ambas coinciden en priorizar optimización médica antes de intervenir. La reparación percutánea (TEER) es recomendada en pacientes sintomáticos, aunque los criterios de severidad difieren ligeramente.
- Insuficiencia avanzada: se promueve la referencia temprana a centros especializados con acceso a dispositivos de asistencia ventricular y trasplante. La guía americana otorga un rol más explícito al uso paliativo de inotrópicos, mientras que la europea resalta algoritmos de priorización según INTERMACS.
Comorbilidades y poblaciones especiales
- Anemia y déficit de hierro: la guía europea otorga un rol central a la terapia con hierro intravenoso, mientras que la americana lo reconoce solo para mejoría sintomática.
- Fibrilación auricular: ambas guías coinciden en anticoagulación y control de ritmo o frecuencia, con ligeras diferencias en indicaciones de ablación o combinación con CRT.
- Cardio-oncología: en Europa se enfatiza la evaluación previa por especialistas, mientras que en EE.UU. se prioriza la discusión multidisciplinaria.
- Amiloidosis cardíaca: tafamidis es recomendado en ambos continentes, aunque se reconoce su bajo valor económico.
- Determinantes sociales y disparidades: la guía americana incluye de manera explícita un apartado sobre inequidades en salud, recomendando estrategias para mitigarlas; este aspecto no se aborda en la guía europea.

Insuficiencia cardíaca aguda
La hospitalización se presenta como un momento clave para iniciar terapias basadas en evidencia. Ambas guías insisten en no suspender tratamientos de base salvo contraindicación y en iniciar nuevos fármacos antes del alta.
La actualización europea introduce esquemas específicos para edema agudo de pulmón y falla ventricular derecha, además de sugerir acetazolamida y tiazidas como adyuvantes de diuréticos de asa en casos de congestión refractaria.

Costos y valor
La guía americana incorpora por primera vez un análisis explícito de costo-efectividad, reconociendo la importancia de optimizar recursos en un contexto de creciente carga económica de la enfermedad. En cambio, la guía europea no aborda este aspecto de manera uniforme, dada la diversidad de sistemas sanitarios en el continente.
Conclusiones
Las guías americanas y europeas muestran un grado notable de convergencia en las recomendaciones esenciales para el diagnóstico y manejo de la insuficiencia cardíaca. El énfasis común está en el inicio temprano, rápido y combinado de terapias con beneficios probados. Las diferencias reflejan realidades regulatorias, culturales y de disponibilidad de recursos, pero no modifican el núcleo de la atención basada en la evidencia.
Ambas coinciden en que la insuficiencia cardíaca no debe entenderse solo como una enfermedad cardíaca aislada, sino como un síndrome complejo influenciado por comorbilidades metabólicas, renales, oncológicas y sociales. Este abordaje integral, multidisciplinario y centrado en el paciente marca la pauta para el futuro del cuidado cardiovascular
Dr. Jorge Rojas, Médico Internista
Certificado en Salud Cardiometabólica – CMHC (USA)
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