El Nobel 2025: tres mentes que descifraron cómo el cuerpo evita atacarse a sí mismo


🌍 Una revolución silenciosa en la inmunidad

Cada año, el Premio Nobel de Medicina nos recuerda que la ciencia más transformadora no siempre nace en los grandes titulares, sino en la paciencia de quienes observan lo invisible.
En 2025, el galardón más prestigioso del mundo científico fue otorgado a Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por haber revelado uno de los misterios más profundos de la biología: cómo el sistema inmunológico logra mantener la paz interior y evitar que nuestras defensas nos destruyan desde adentro.

Su trabajo permitió comprender por qué el sistema inmune, diseñado para defendernos de virus y bacterias, a veces se descontrola y desencadena enfermedades autoinmunes devastadoras. Pero también abrió un nuevo horizonte terapéutico en inmunoterapia, cáncer, diabetes tipo 1 y trasplante de órganos.


🔴 Mary E. Brunkow: la genetista que descifró el gen de la tolerancia

Mary E. Brunkow nació en 1961 y se formó como bióloga molecular en Princeton. Desde sus primeros años mostró una pasión particular por las enfermedades autoinmunes y por entender cómo una pequeña mutación puede desatar un caos inmunológico.
Mientras trabajaba en un laboratorio de biología molecular en Seattle, estudió un grupo de ratones con un extraño cuadro autoinmune que los llevaba a morir prematuramente. El hallazgo la condujo a un gen desconocido, al que llamaron FOXP3.

Ese gen resultó ser el “interruptor maestro” de la regulación inmunológica: sin él, el sistema inmune pierde el control y ataca los tejidos del propio organismo. Brunkow demostró que mutaciones en FOXP3 eran responsables de un síndrome humano gravísimo —el IPEX— caracterizado por inflamación intestinal, alteraciones endocrinas y autoinmunidad generalizada.

Este descubrimiento sentó la base genética del control inmune y cambió para siempre la manera de entender la tolerancia inmunológica.


🔴 Fred Ramsdell: el puente entre el laboratorio y la enfermedad humana

Fred Ramsdell, inmunólogo estadounidense, trabajaba en paralelo investigando cómo ciertos genes controlan la función de los linfocitos T.
Fue quien vinculó los hallazgos de Brunkow con el síndrome IPEX en humanos, confirmando que el mismo gen defectuoso causaba autoinmunidad tanto en ratones como en personas.

Ramsdell logró integrar la genética, la clínica y la inmunología, demostrando que la autoinmunidad no era solo un exceso de defensas, sino un fracaso del control inmunológico.
Sus trabajos impulsaron el desarrollo de terapias experimentales que hoy buscan aumentar o restaurar la función de las células T reguladoras (Tregs) en enfermedades como la esclerosis múltiple, la diabetes tipo 1 o la enfermedad inflamatoria intestinal.

Actualmente, continúa su labor científica en California, colaborando con instituciones dedicadas a inmunoterapia y biotecnología traslacional.


🔴 Shimon Sakaguchi: el pionero que intuyó el poder de las células T reguladoras

Décadas antes de que se conociera el gen FOXP3, un joven inmunólogo japonés ya sospechaba que debía existir un tipo especial de linfocitos encargado de “frenar” las respuestas inmunes.
Shimon Sakaguchi, nacido en 1951 en Shiga (Japón), identificó en los años 90 a un grupo de linfocitos T con capacidad de suprimir la respuesta inmune. Los llamó “células T reguladoras” o Tregs, y propuso que eran las guardianas de la tolerancia inmunológica.

Su intuición se confirmó años más tarde cuando los descubrimientos de Brunkow y Ramsdell demostraron que las Tregs necesitaban el gen FOXP3 para desarrollarse y funcionar correctamente.
Sakaguchi unió los puntos y dio forma al concepto moderno de tolerancia periférica, el equilibrio dinámico que impide que nuestro cuerpo se vuelva su propio enemigo.

Hoy es profesor emérito de la Universidad de Osaka y uno de los inmunólogos más influyentes del planeta.


🔬 Una sinfonía científica: tres líneas de trabajo que convergieron

Brunkow descubrió el gen.
Ramsdell conectó la genética con la enfermedad humana.
Sakaguchi explicó el mecanismo celular que daba sentido a todo el sistema.

Ninguno de ellos comenzó trabajando con los otros, pero sus hallazgos convergieron como piezas de un rompecabezas biológico.
El resultado: una comprensión unificada de cómo el sistema inmune regula su propia fuerza, mantiene la tolerancia periférica y previene la autoinmunidad.

Gracias a ellos, hoy se investiga cómo manipular las Tregs y el gen FOXP3 para tratar alergias, cáncer, enfermedades autoinmunes y rechazo de trasplantes.
El impacto es tan vasto que su trabajo se considera una piedra angular en la inmunología moderna, con aplicaciones directas en la medicina de precisión.



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